“La fe, que nos parece pequeña o débil, puede alcanzar lo humanamente imposible. Este monte: Representa un obstáculo, dificultad o problema humanamente insoluble; nada de lo cual es imposible de manejar por Dios a través de la gente consagrada que conoce exactamente cuáles son sus potestades y cuál es su poder, voluntad, propósitos y provisión.
Dios tiene una manera de llenar tu necesidad, de resolver tu problema. Todo depende de cómo tu fe se convierte en una semilla, SEMILLA DE FE. Cuando siembras una semilla, Dios cambia la naturaleza de esa semilla de modo que llegue a ser una planta; y el poder de la vida surge en esa tierna y joven planta, de tal manera que aun una gruesa capa de tierra no puede impedir que brote y crezca.
Jesús dice que nuestra fe en Dios es como una semilla. Cuando ponemos nuestra fe en acción, esto es, cuando la depositamos en Dios, toma una naturaleza totalmente nueva; se convierte en un milagro en potencia.
¿Cuál es el monte que debes remover en tu vida? ¿La soledad, la pérdida de un trabajo, la enfermedad, una relación rota, dificultades en tu hogar? ¿Alguna otra cosa? ¡Anímate! ¡Jesús te muestra el camino para que lo logres!
Primero, Dios te dice que posees una medida de fe (Romanos 12.3). Esa fe está dentro de ti. En segundo lugar, Dios dice que esta fe cobra vida por «el oír... la palabra de Dios» (Romanos 10.17). En tercer lugar, Dios dice que puedes poner en acción tu fe para lograr que tus necesidades sean resueltas. ¿Cómo? Haces algo como un acto de fe. Siembras la pequeñísima semilla de mostaza de tu fe en una acción de amor (Mt 17.20). Entonces, cuando tu fe ya ha sido sembrada y está creciendo, háblale a tu monte y observa cómo Dios actúa.
El don y la virtud de la fe están al alcance de todo el que rendidamente, humildemente, en arrepentimiento y obediencia total, se llega a Dios, le abre la vida y lo recibe en el alma.
¡Maravilloso tesoro es la fe! Mas valiosa que el oro, mas fuerte que el acero, mas poderosa que las armas. Y más a tu alcance que el aire que respira.
Señor Jesús, hoy quiero entregarte mi corazón, te acepto y te recibo como mi único Salvador, perdona mis pecados, límpiame, guíame, Señor escribe mi nombre en el libro de la vida que esta en el cielo para el día de mi partida estar junto a ti en tu reino por todo la eternidad Amen.”
Yolis Sánchez de Leal
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